Formosa … Ese Mosaico cultural (Sexta Parte) -Los Wichí-

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Todo pueblo tiene como base cultural, una concepción mítica del mundo que es particular y exclusiva de esa cultura…

El pueblo Wichí, como todos los pueblos, tiene su propia visión del mundo, de las leyes que lo rigen, de sus sistemas ético morales y de los sistemas clasificatorios que les ayudan a describirlo y comprenderlo. Viven en armonía plena con la naturaleza.

La pregunta, que generalmente hacemos cuando se trata de entender la cosmovisión de cualquier pueblo, es cómo explican el origen del mundo… Los Wichís destacan que los hombres tuvieron origen terreste y las mujeres, celeste. Cuando las mujeres cayeron del cielo incrustándose en la tierra, fueron desenterradas por las pezuñas de los animales.

Afirman, además, la existencia de «un eterno principio de vida plena y verdadera» al que llaman Nilataj y que comenzó creando un espacio activo: la tierra. Él es el autor de todo lo wichí, es decir, de todo lo que participa de la vida plena: vegetales, animales, seres humanos. A medida que estos seres crecen van siendo más “wichí”. Cuando declina su vitalidad comienzan a ser Ajot, hasta que mueren. Al morir siguen teniendo vida pero vida no plena, es una vida imperfecta.

Otro ser mítico sumamente interesante es Tojwaj. Pícaro, travieso, a ratos bondadoso, a ratos malvado, vive, muere, vuelve a vivir, pasa de la forma animal a la humana. Es un personaje eminentemente culturalizador, lo ponen como principio de todo lo que saben hacer. La mitología lo considera el origen de los ríos. Según cuenta la leyenda, en cierta ocasión, quiso adornar su cabeza con las hermosas aletas del pez llamado dorado y, a pesar que estaba prohibido hacerlo, fue a pescarlo. Para ello tuvo que entrar al “palo borracho” o “yuchán” donde estaban contenidas todas las aguas y los peces. Al quebrantar el tabú, las aguas se derramaron y se formaron los ríos…

Antes de seguir avanzando en la temática, cuelgo aquí el Mito de la Creación:

“… Hubo un tiempo en que la tierra estaba arriba y el cielo abajo. Tanto era la suciedad que caía, que el cielo se quejó y pidió la inversión de los planos. Desde entonces el cielo está arriba y la tierra abajo. Entre ambos está el territorio de los vientos y las nubes. Bajo la superficie (ríos, lagunas, bañados, campos, bosques) están el bajo tierra y el bajo agua. Cada estrato tiene sus seres. Todo está rodeado por líquido y aire y a lo lejos está el fuego.

Hubo otro tiempo en que un gran árbol unía los diversos mundos. El de la copa, el de arriba, era el de la abundancia. Los hombres de la faz de la tierra iban allí a proveerse, subiendo y bajando por este árbol, vínculo de la vida. Mas un día no cumplieron con sus tradiciones solidarias, no entregaron lo mejor y más tierno a quienes no podían andar arriba-abajo, no dieron nada. Los ancianos se quejaron. Llegó el Gran Fuego y ardió todo. El joven Luna fue eclipsado por el jaguar celeste y sus trozos cayeron en tierra incendiándola. Algunos quedaron en el mundo de arriba cuando se quemó el Gran Arbol. Son los abuelos, Dapitchí, los antepasados (estrellas, constelaciones) que cazan por el sendero de los ñanduces (la Vía Láctea). Sólo unos pocos, honestos y respetuosos se salvaron metiéndose bajo la tierra, pero desde entonces todo hubo que conseguirlo aquí.

Los seres humanos varones pertenecen a la tierra, surgieron de ella por el agujero del escarabajo. Procreaban eyaculando juntos en un cántaro de calabaza. En una ocasión notaron que parte de lo que cazaban o pescaban les era robado. Dada la reiteración dejaron como observadores al ratón de campo y al loro, el primero no percibió nada y al segundo le ennegrecieron la lengua. Por fin, el Gavilán, Halcón o Carancho, avisó: extraños seres escapaban como arañas al cielo mientras iban tejiendo sus cuerdas de fibra vegetal. Con la ayuda de los picotazos de Carancho y una lluvia de flechas, algunos seres celestes cayeron incrustándosc en la tierra. Tatú o el Armadillo los sacó con sus uñas. Tenían dos bocas dentadas, una en medio dc la cara, la otra en medio del cuerpo, por ambas devoraban la comida robada. El Zorro pretendió efectuar una cópula, perdió su pene y le tuvo que ser reemplazado por un huesito. El frío hizo que se acercaran al fuego encendido por los hombres. Cuando abrieron las piernas al sentarse, Aguilucho les arrojó una piedra que hizo caer todos los dientes de la boca inferior menos una que resultó ser el clítoris pues se trataba de mujeres y desde entonces es que nacen niños y niñas, de hombres y mujeres. Lástima que algunas o son hermosas porque la mayoría de éstas escaparon al cielo. Como mujeres son de origen celeste, tienen parte de ese poder, los hombres detentan el poder terrenal.

Igual que en los mundos precedentes, todo comenzó a corromperse, se quebró el equilibrio y cuando el Arco iris se ofendió por el accionar no tradicional de las mujeres menstruantes, comenzó la inundación. La Gran Agua, ahogó todo y hubo de comenzarse un mundo nuevo. Fue Paloma quien picoteando una semilla hizo brotar un Algarrobo y a su parir recomenzó la naturaleza, los seres de la tierra. Sin embargo, la periódica corrupción de la humanidad les encadenó un nuevo cataclismo.

Hombres y mujeres habían comenzado a eliminar o devorar a sus hijos. Sol, sobrina de Luna, que es mujer vieja y gorda en verano, joven y delgada en invierno, se quedó quieta, se negó a seguir su camino. Durante la Gran Noche todo sc congeló y cubrió de hielo. Cuando ya había muerto todo lo contaminado, un muchacho, dotado de poder por su calidad humana soñó con el Día. Su canto acompañado con sonajas hizo que Sol volviera a salir y recomenzara la vida. Esta quinta humanidad es la de los “Toba”, “Pilagá”, “Mocobí”, pero también de los Europeos y otros pueblos. (*)

(*) Fuente: Orígenes, Argentina, de Miguel Biazzi y Guillermo Magrassi, ed. Corregidor, pp-43-44.

Impresionante ¿verdad?… Tratemos de repensar esto que acabamos de leer para continuar profundizándolo en unos días… ¡¡Hasta ese momento!!    Sarita

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