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Perón y su visión de la Patria…

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cropped-perc3b3n-en-despacho-con-foto-de-eva-grosaTres veces Presidente del País, el primero de julio de 1974 (en Bs. As.),  fallecía Juan Domingo Perón…

La noticia, aunque esperada, conmocionó a los Argentinos. Hacía menos de un año, el 62% de los ciudadanos lo había elegido Primer Mandatario por tercera vez.

Reproducimos, a continuación, un extracto del artículo aparecido a finales de julio de 1974 (Documentos de Siete Días Ilustrados, “Perón. El hombre, el líder”) que relata su deceso:

“…El lunes 1º de julio, a las 14.10, María Estela Martínez de Perón –en ejercicio de la presidencia desde el sábado 29 de junio- anunció a todo el país el fallecimiento del Teniente General Juan Domingo Perón. Poco después se conocía el parte médico en que los doctores Pedro Cossio, Jorge Taiana, Domingo Liotta y Pedro Eladio Vázquez certificaban las causas de la muerte de Perón. Decía así: ‘El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizadas con el tratamiento médico. En los recientes días sufrió agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito todos los medios de reanimación de que actualmente la medicina dispone. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15’…”

Perón había nacido en Lobos (provincia de Bs. As.), el 8 de octubre de 1895. Según las categorías jurídicas discriminatorias de la época, figuraba como «hijo natural», debido a que su madre y su padre no estaban casados al momento de su nacimiento…

Debido a las insuficiencias documentales de ese período histórico, el alto grado de mestizaje interétnico de la sociedad colonial y postcolonial argentina, así como las distorsiones causadas por el tradicional sistema racial español de limpieza  de sangre», los antecedentes familiares y étnicos de Juan Domingo Perón han estado sometidos a debate histórico, así como la fecha y el lugar preciso de su nacimiento.

En el año 2000, el médico historiador Hipólito Barreiro publicó sus investigaciones sobre el nacimiento y la infancia de Perón en un libro titulado «Juancito Sosa: el indio que cambió la historia», mientras que en 2010 y 2011 el abogado historiador Ignacio Cloppet publicó las suyas sobre los registros genealógicos relacionados Perón y Eva Duarte rastreándolos, en algunos casos, hasta cientos de años atrás.

Las dos investigaciones no parecen ser excluyentes ya que la de Barreiro se enfoca sobre los hechos no registrados oficialmente y la de Cloppet sobre las constancias de los registros oficiales.
La madre de Juan Domingo Perón fue Juana Salvadora Sosa (1875-1961), nacida en el área de Lobos (provincia de Buenos Aires) en 1874. Su padre fue Mario Tomás Perón (1867-1953), también nacido en Lobos (provincia de Buenos Aires) y se desempeñaba como oficial de justicia.

Creador del Movimiento Peronista, luchó incesantemente por mejorar el destino de los desposeídos y establecer la Justicia Social, alterando la base productiva agraria y dependiente del país y promoviendo su acelerada industrialización.

En 1973, tras 18 años de exilio fue elegido presidente de la Nación para el período 1973-1977, pero falleció en la Quinta de Olivos antes de completar su mandato. Fue sucedido por su viuda, la entonces Vicepresidenta María Estela Martínez, depuesta por los militares en 1976.

Llegados a este punto nos parece valioso profundizar acerca de la Ideología del Movimiento que fundó. Para ello, extractamos algunos párrafos que, acerca de este tema, publicó la Revista “Ya”, el 8 de septiembre de 1973:

“El peronismo es, sin duda, un antes y un después en la historia argentina.

Amado y odiado fue, como lo definiera John W. Cooke, el «hecho maldito del país burgués»…  Su historia no es la de un hombre impoluto, sino la de un hombre de Estado, formado en la tradición militar, que alteró el orden político y social tal como se lo conocía al momento de su llegada al poder y que, de una forma particular, abrió las puertas de las instituciones del país a los trabajadores argentinos. Llegado al poder en 1943, de la mano de un golpe de estado, dio impulso a un movimiento popular y obrero que tuvo el indeleble sello del estado nacional. La confluencia de diferentes sectores sociales en un mismo espacio político produjo un movimiento contradictorio y zigzagueante que alteró la tradicional forma de comprender la política como espacios de izquierda y de derecha.

Lo nacional y lo antinacional se transformaron en las principales divisorias de aguas. Por ello, el peronismo y el anti peronismo podían congregar indistintamente a anarquistas, comunistas, socialistas, nacionalistas, conservadores, empresarios, militares, trabajadores, curas, etc. Perón comprendió cabalmente el movimiento que se había conformado detrás suyo. Era, ante todo, un hombre pragmático. Esto explica que, con sus definiciones acerca de lo que concebía como el ‘justicialismo’…, lograra integrar a diferentes grupos sociales…”

Así lo expresaba el entonces Presidente: “…Tenemos una ideología y una doctrina, dentro de la cual nos vamos desarrollando. Algunos están a la derecha de esa ideología y otros están a la izquierda, pero están en la ideología. Los de la derecha protestan porque éstos de la izquierda están, y los de la izquierda protestan porque están los de la derecha. Yo no sé cuál de los dos tiene razón. Pero es una cosa que a mí no me interesa. Me interesa que exista un movimiento que sea, diremos, multifacético, que tenga todas las facetas que un movimiento debe tener. Nosotros somos un movimiento de izquierda. Pero la izquierda que propugnamos es una izquierda justicialista por sobre todos las cosas; no es una izquierda comunista ni anárquica…”

A 41 años de la muerte de este Dirigente,  su influencia política sigue hoy más viva que nunca, entonces, la pregunta que nos hacemos (para reflexionar-aprender) es: ¿Cuál fue su secreto para que el movimiento que fundó, en 1945, continúe vigente hasta la actualidad, aun cuando atravesó momentos históricos en el que se predijo su desaparición?

El Artículo consultado en la Revista Electrónica “El Federal”, con esta ubicación en la red, http://elfederal.com.ar/nota/revista/24292/la-muerte-de-juan-domingo-peron, nos puede ayudar a resolver el interrogante:

“…Una posible respuesta es que, más allá de las medidas económicas, las decisiones de política interna y externa y la acción social, Perón desde el comienzo se propuso realizar una ‘revolución cultural’, es decir, la inclusión de valores que fueron adoptados por el pueblo que lo seguía, pero también por quienes fueron sus opositores y que aún perduran, incluso en los que no son peronistas.

¿Cómo lo hizo? En 1953, él mismo lo explicó en las clases que, siendo Presidente, impartía en la Escuela Superior Peronista: ‘Todo movimiento colectivo que trata de introducir modificaciones de fondo en la estructura social, debe tener una sólida justificación filosófica. El justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista’.
Ahora bien, ¿con la filosofía logró que las masas populares lo siguieran? Tal vez sí, porque en sus charlas fue aclarando la definición inicial: ‘se entiende por filosofía una determinada concepción del mundo y de la vida’. Después tomó cada uno de los adjetivos. ‘Es  simple porque enfrenta en forma clara los problemas  fundamentales y los resuelve por principios sencillos y concretos fácilmente inteligibles para cualquier mentalidad; basta que esa mentalidad esté guiada por el sentido común y por un anhelo de comprensión de las necesidades humanas.
‘Las otras filosofías –agregó- son inaccesibles al pueblo. Casi siempre sus teorizaciones se desenvuelven en un plano abstracto, donde no llega la realidad de la vida. Están hechas para servir a ciertas  élites que disfrutan del ocio necesario para estériles divagaciones, mientras el pueblo trabaja para ellas, falto de una filosofía comprensible que le muestra la causa de sus dolores y el camino de su liberación’.

En cuanto al siguiente adjetivo, dijo: ‘Esta filosofía es práctica porque enseña a obrar. La acción y la realización son caracteres típicos de la filosofía peronista. Por eso es una filosofía de la acción. No habla en abstracto de lo que habría que hacer por el hombre en general, sino que da el criterio para resolver los problemas  de la vida diaria’.

Por último, Perón definió la característica de popular: ‘Es popular porque se preocupa primordialmente por el trabajador, que siempre fue dejado de lado por la filosofía del conjunto de éstos que constituyen lo que, despectivamente, se llamaba la masa popular‘.

Sobre el carácter humanista de su filosofía, Perón definió: ‘El humanismo peronista no acepta un homo sapiens, por un lado, adornado por las más esplendorosas galas de la sabiduría, y por el otro lado un homo faber que sólo sabe cavar la tierra o apretar tornillos. Desde los orígenes de la humanidad, los privilegiados tratan de demostrar, por medio de diferentes argumentos, que ellos son seres superiores comparados con los hombres de trabajo a quienes menosprecian’.
‘Ahora sí –remató- comienza la historia del hombre liberado. En esta hora, en nuestra patria, los hombres trabajan libres e iguales y el trabajo es el medio de su educación y perfeccionamiento, no el de su esclavización y embrutecimiento. Se abren ante ellos los tesoros de la cultura que ellos mismos fueron creando, pero cuyo aprovechamiento les estaba vedado por los poderosos que los guardaban en los cofres ocultos de las universidades, museos, bibliotecas’.

Es verdad, también, que la gestión acompañó a las palabras. Entre 1946 y 1955, se duplicaron los alumnos secundarios y se triplicaron los universitarios. Los 6,5 millones que tenían agua corriente y los 4 millones que tenían cloacas en 1942, llegaron a 10 y a 5,5 millones respectivamente en 1955, lo que redundó en una disminución de la mortalidad infantil de 80,1 a 66,5 por mil. Los hospitales duplicaron sus camas y la distribución de la riqueza que, en 1943 era de 44 por ciento para los trabajadores y el 55,6 para el capital, se invirtió en 1948, alcanzando el 53 para los primeros y el 47 para los segundos».

Sin duda alguna, pueden escribirse páginas y páginas tanto del Pensamiento Nacional Justicialista como de los cambios llevados adelante por Perón en nuestro país  pero, tal vez, la síntesis más perfecta de su pensamiento y acción sea:  la Independencia Económica y la Soberanía Política para alcanzar la auténtica Justicia Social que no es otra cosa que la felicidad del pueblo.

¡¡Nos estamos encontrando pronto!!    Equipo ADFEDUCA

 

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